Anomalías en los mercados financieros; ¿Qué es el efecto enero?

julio 22, 2013

Aunque estemos en pleno verano de 2013, las condiciones climatológicas me hacen pensar que estamos casi en invierno, y ¿qué mes más representativo puede haber de dicha estación que enero?. Todo esto viene de mi intención de mostrar al lector un hecho muy curioso que se produce en los mercados financieros desde hace decenas y decenas de años: El efecto enero.

De todos es sabido que tras los números, cotizaciones, operaciones, ordenadores y órdenes que rigen los mercados financieros están las personas, y estas, por mucho que nos cueste entenderlo,se rigen por patrones psicológicos de conducta. Eso fue, es, y será por los siglos de los siglos. De un modo u otro, y aplicando la Ley de Los Grandes Números, esta conducta racional se traduce a los mercados, provocando en ellos una serie de comportamientos “extraños”. Los puristas de la materia se aventuran a llamar a estos fenómenos anomalías.

Dichas anomalías son de lo más pintoresco: desde que es mejor cerrar posiciones los viernes y abrirlas los lunes por la mañana, hasta que los días de luna llena son los mejores para invertir según ciertos estudios. Hay planteamientos más o menos serios y convincentes pero, si en algo hay unanimidad es en el caso del reconocimiento de la existencia del efecto enero.

Pero ¿Qué es el efecto enero?. En un alarde de originalidad, se utiliza ese nombre para hacer referencia a que la Bolsa, los meses de enero de cada año, tiene un comportamiento susceptiblemente mejor que el resto de meses del año. Tanto para España, como para Europa como para América; para todo tipo de mercados internacionales esta condición se cumple. Ojeemos datos:

A la vista de la información que arroja la tabla superior, el Standard and Poor’s 500, en los 81 años anteriores para los cuales se te ha tomado el estudio, nos indican que enero ofrece una rentabilidad media del 1.4% sobre el 0.8% del resto de meses, y con una desviación típica menor, lo que si cabe es más importante.

Los expertos en la materia ofrecen 4 principales motivos por los cuales este fenómeno se produce en los mercados de renta variable de todo el mundo:

1.- Cierre de presupuestos y balances anuales: Con las cuentas anuales del año anterior cerradas, ahora las empresas tienen que poner en marcha sus planes estratégicos para el vigente año, con lo que posibles lastres de meses anteriores se aparcan a un lado para ver aflorar nuevos proyectos. Como ya sabemos que en bolsa se descuenta todo, esta subida se produciría en enero.

2.- Ventajas fiscales: en diciembre se reajustan las carteras de patrimonio de los individuos, metiendo en muchas ocasiones grandes aportaciones en fondos de inversión, a fin de beneficiarse del tratamiento fiscal que tienen estos instrumentos de renta variable en detrimento de la tributación pura y dura por IRPF.

3.- Fondos de inversión: Los gestores de los fondos no hacen cambios en la composición de sus carteras por miedo a que los reajustes desestabilicen los rendimientos esperados y echen al traste con la reputación de dichos fondos. Por eso suelen esperar a enero, una vez pasado el benchmarking, para hacerse con nuevos activos y despojarse de los que menos rendimiento le han proporcionado.

4.- Factores psicológicos: Para mí, la más importante. Si algo de poderoso tiene una anomalía en un mercado, no es la anomalía per se sino su poder para auto-confirmarse; si en enero de 2014 pensamos que la bolsa subirá (y a la vista de los datos, será mas probable que otros meses para que así sea), iremos todos en masa a comprar, haciendo que el valor de las acciones suba.

Esperemos que el lector tenga buena cuenta de este tipo de sesgos del mercado para sacar provecho de ellos.


El valor de la opción en finanzas o el porqué Florentino Pérez llegó a presidente del Real Madrid

julio 12, 2013

El término «opción» a menudo es usado para referirnos a una cantidad relativamente amplia de conceptos. Incluso en finanzas, si le preguntamos a alguien qué entiende por opción lo más probable es que su respuesta haga referencia o esté encaminada a los derivados financieros.

Y es que el producto catalogado como derivado, como una opción de compra o de venta, están relacionados con lo que hoy quiero exponer en mi artículo. Lo primero que se nos explica cuando estudiamos una compra de opción call en finanzas es que es «el derecho, pero no la obligación, de comprar a un determinado precio fijado de antemano algo, pagando por este derecho una prima«.

Si has aguantado estes dos ladrillos de párrafos, enhorabuena, porque ahora viene la parte clave del asunto. Las finanzas son flujos, pero los flujos son futuros. Al igual que alguien compre un determinado tipo de derivado financiero, puede que a nosotros también nos interese utilizar opciones en nuestra vida cotidiana, o en el mundo empresarial. Es más, es muy probable que el lector ya esté usando opciones de compra, pero no sea consciente de ello.

Por ejemplo, si dentro de 6 meses me voy a ir de vacaciones, pero no es 100% seguro que mi jefe me vaya a conceder las fechas que yo quiero para mi crucero, que zarpa en una fecha determinada y que hay que pagarlo hoy mismo, es posible que me interese hacer uso de una opción. O sea, pagar una «reserva» por mi crucero de 100€ ahora, para poder tener en el futuro la opción de ejercitar mi derecho o no. Si finalmente no puedo ir de vacaciones en esas fechas, sólo habré perdido 100€. Si puedo ir al crucero, pago lo que resta y en paz. Análogamente, cuando uno compra un coche, suele pedírsele al cliente un pago para confirmar la reserva del vehículo. Esta también es una buena forma para el concesionario de no incurrir en gastos de transporte de un vehículo si finalmente el cliente no lo quiere.

En finanzas, la libertad que proporciona el hecho de, mediante un contrato de opción, vincular a dos partes o no, a preferencia de una de ellas, es impagable. Bueno, impagable no; porque precisamente ese es el precio de la «prima» de la que hablábamos en un principio. Y es lógico pensar que si una opción A me da derecho a comprar algo en un futuro por 1000, y otra opción B me da derecho a comprar por 1500, la opción A tenga un precio superior a la B.

Un último ejemplo conocido por todos es el caso que ha llevado en su día al conocido presidente y consejero delegado de ACS, Florentino Pérez, a la presidencia del Real Madrid. Florentino, conocedor de cómo las opciones de compra funcionaban, firmó una opción de compra por Luis Figo, en la cual, pagando de su bolsillo una pequeña parte del valor del precio del traspaso del jugador al FC Barcelona, se aseguraba la opción de que cuando el quisiera, podría comprarlo, vinculando así al Barcelona a hacerlo.

Lógicamente, el Barcelona aceptó en su momento la opción de compra porque era un ingreso directo, y veían con pocas posibilidades a Florentino de hacerse con la presidencia del Real Madrid. Florentino hizo campaña y prometió que, de ser elegido presidente, traería a Luis Figo al Madrid, y lo prometió porque legalmente tenía la opción de hacerlo.

Así que recordemos: la opción, en finanzas, tiene valor.